Con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, queremos recordar que la violencia machista genera un entorno de miedo y vergüenza que tiende a aislar y silenciar a quienes la sufren y que acentúa la sensación de impunidad de los victimarios. Estas situaciones se agudizan para aquellas mujeres que se encuentran más aisladas por falta de redes y arraigo en la comunidad: mujeres mayores, de entornos rurales dispersos, mujeres con discapacidad, extranjeras y con otras condiciones diferenciadoras.
La comunidad nos conecta con otras personas y permite desarrollar vínculos protectores y generar narrativas comunes. Por eso, la comunidad puede contribuir a la prevención de la violencia machista contra las mujeres, pues crea entornos de relación basados en la igualdad, donde no tiene cabida ninguna expresión de discriminación ni violencia. La estrecha relación con el vecindario, amistades o cuadrilla puede alertar de forma temprana, cuando se está dando una situación de violencia.
La comunidad feminista, desde la proximidad y la sororidad, puede acuerpar a las mujeres que afrontan la violencia, expresar empatía, acompañar desde la cercanía, y apoyar a la mujer en su resistencia y recuperación, respetando sus ritmos y decisiones.
La comunidad local puede apoyar la reparación de las víctimas desde el reconocimiento del daño causado y la denuncia de la violencia machista, manifestando públicamente su rechazo, solidariamente con la víctima y su entorno.
Los ayuntamientos tenemos una directa responsabilidad en el fomento de comunidades en las que los vecinos y vecinas, grupos y cuadrillas estén alerta ante la violencia machista; tenemos que promover una vida comunitaria que acoja, integre y proteja a quienes sufren situaciones de violencia; y también debemos impulsar comunidades reparadoras para las víctimas.
Por eso, el Ayuntamiento de Portugalete se compromete a desarrollar las siguientes actuaciones:
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Fortalecer las redes de proximidad locales, cuidando los espacios de encuentro, las actividades comunitarias y la vitalidad asociativa local, para que conecten a todas las personas y particularmente a las mujeres y niñas más vulnerables.
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Desarrollar programas de acogida e integración para las personas que llegan de fuera, que les permitan vincularse con la comunidad local, con especial atención a las mujeres y niñas.
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Promover las redes de apoyo en entornos educativos, sanitarios, culturales y de ocio, conectando los servicios públicos con los grupos y asociaciones y las iniciativas de apoyo mutuo en el ámbito de la igualdad y lucha contra a la violencia machista.
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Desarrollar campañas de sensibilización y concienciación para desactivar los discursos y actitudes que banalizan o legitiman el ejercicio de la violencia machista contra las mujeres, especialmente en entornos de complicidades machistas.
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Promover la movilización ciudadana ante los casos de violencia machista, para mostrar la repulsa ante la violencia y la solidaridad con las víctimas.
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Desarrollar campañas y alianzas con las cuadrillas, para construir códigos de relaciones saludables y equitativas entre los sexos, en toda su diversidad, quebrando los códigos machistas y misóginos.
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Apoyar y coordinar con el movimiento feminista y de mujeres local, para desarrollar actuaciones para acuerpar a las mujeres víctimas de la violencia machista en su lucha.










